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Oremos para ser mensajeros de gracia

"¡Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad, y clama contra ella!" (Jonás 1:2.)

El libro de Jonás nos informa de la preocupación de Dios por la salvación universal de la humanidad. Este libro nos recuerda que Dios ama a todas las personas y desea su salvación. Jonás pertenece al pueblo que ha recibido revelación de Dios, y Dios quiere usarlo para llevar un mensaje al pueblo de Nínive, que no tiene conocimiento de Dios por sí mismo.

Se especifica:
"No saben distinguir su derecha de su izquierda". (Jonás 4:11.)

Dios está buscando un mensajero para ir y advertir a este gran pueblo, y él escoge a Jonás. Pero hay un pequeño problema: ¡Jonas no quiere ir! Se niega a responder a esta llamada divina, ¡huye!

En este punto, Jonás nos hace pensar en todos aquellos que, siendo creyentes, se niegan a interesarse por la salvación de aquellos que, hundidos en las tinieblas del pecado, perecen en la ignorancia del amor de Dios.

La huida puede tomar varias formas, desde el desinterés total hasta el desprecio más absoluto. Ahora, debido a que somos seguidores de Cristo, la salvación de los que perecen es nuestra responsabilidad. Huir de nuestra responsabilidad es perder los planes de Dios. El Señor llama a la Iglesia a levantarse para ir a los perdidos. ¡No huyamos, entremos en la misión de Dios!

Jonás huye, pero Dios lo traerá de vuelta a Nínive. A veces puede tomar un poco de tiempo, pero Dios es paciente para que finalmente podamos volver al camino de nuestra vocación. Él creará las circunstancias necesarias para hacernos conscientes de la llamada que nos ha dirigido: "Id a través de todos".

¡Jonás va a tener un éxito que a muchos siervos les gustaría tener! ¡"El pueblo de Nínive creyó en Dios"! (Jonás 3:5.)

¡Más de ciento veinte mil hombres que se arrepienten en un sermón! ¡Ningún predicador ha tenido tanto éxito! Sin embargo, ¡Jonas está decepcionado! Él ha profetizado la destrucción, y he aquí, el arrepentimiento de este pueblo está alejando el juicio divino. El corazón de Dios no era para destruir, sino para salvar.

Jonás necesitaba entender la inmensa gracia de Dios.

"Señor, que la gracia inspire nuestro testimonio, nuestro servicio. ¡Que el amor que tienes por todos los hombres los impulse al arrepentimiento! ¡En el nombre de Jesús, amén!"

Fuente: Pablo Calzada. InfoChretienne