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Oremos por los refugiados

"Uno de mis amigos llegó de un viaje a mi casa..." (Lucas 11:5-6)
¿Quién es este viajero? ¿De dónde viene? ¿Por qué viaja? ¿Por qué llega en medio de la noche? ¿Tal vez sea un emigrante, un fugitivo, alguien que huye de un país en guerra, un país donde abunda la hambruna? Un país donde los cristianos son perseguidos y que está llamando a nuestra puerta.
Veo en este amigo viajero a los miles de refugiados que llegan a nuestros países europeos. Proceden de Ucrania, Siria, Libia, Afganistán, Sudán, Eritrea, Irak, África subsahariana, huyendo de la guerra o la hambruna. Vienen en medio de la noche de un mundo convulsionado, un mundo donde las nubes oscuras de la violencia y la injusticia han velado su horizonte. Y aquí están, llamando a nuestra puerta, buscando amigos que puedan acogerlos, alimentarlos, ayudarlos.
El testimonio de Cristo está prohibido en algunos de sus países, así que aquí están estos amigos extranjeros que han venido a nosotros. Su viaje fue peligroso y algunos de sus compañeros murieron cuando su bote improvisado se hundió. Su viaje ha sido atormentado, difícil, penoso, ¡y llegan aquí sin nada! Encuentro a estos amigos viajeros en Mateo 25: son los que tienen hambre, los que tienen sed, los que están desnudos, los que son prisioneros de sus pesadillas, los que están enfermos, los que no tienen hogar, los que viven en "selvas", ¡así se llaman sus campamentos improvisados!
¿Qué hará la Iglesia? ¿Permanecerá indiferente o se dirigirá a estos viajeros del fin del mundo para llevarles el Evangelio, el Evangelio que consiste en compartir el pan con los hambrientos?
"Comparte tu pan con el hambriento, y trae a tu casa a los desdichados sin refugio... (Isaías 58:7.)
La Iglesia puede ir hasta los confines de la tierra, pero no debe olvidar a los que vienen de los confines de la tierra a nuestras puertas. Muchos creyentes han entendido esto y están activos con estas poblaciones emigradas, desplazadas y que sufren.
"Señor, quiero abrir mi corazón a esta misión de proximidad. Quiero acompañar en la oración, y a través de mi acción, a todas las asociaciones implicadas en la ayuda y evangelización de estos amigos que han venido del otro lado del mundo. ¡Que encuentren acogida, ayuda y salvación en el nombre de Jesús! ¡Amén!"

Fuente: Pablo Calzada. InfoChretienne