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ESTUDIO BÍBLICO 4 - EVANGELIO DE MATEO

HIJOS DEL REY: ¿QUIÉNES Y CÓMO SON?

VERDAD BÍBLICA: “Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto”. Mt 5:48

Primer discurso de Jesús
El estudio de los capítulos 5 al 7 ha sido un desafío constante para quien enseña la Biblia. Ninguna porción es más conocida ni ha generado tantas implicancias como el conocido Sermón del Monte.
En el estudio anterior vimos cómo Satanás se ha erigido al frente de un reino rival de Dios y cómo, aprovechando el poder e influencia del pecado en los hombres, los ha sometido para utilizarlos en su ególatra intención. Jesús vino a destruir ese plan (ver 1 Jn 3:8b) abriendo el camino para que todos los creyentes puedan tener libertad de servir al verdadero Dios quien por misericordia ha pagado el rescate de los que serán salvos por medio de su Hijo. Esto explica la insistencia diabólica en desviar la meta de Jesús de su cruz.
Sabemos por las palabras de Jesús que un día su reino será totalmente universal, cuando Satanás sea completamente impedido de seguir presentando batalla contra el Rey de Reyes (Mt 8:11).

El ingreso al reino de Dios
A partir de este capítulo, Mateo comienza un nuevo ciclo referente al tema de su evangelio centrado en el “Reino de Dios”. Aquí presenta uno de los tres discursos del libro en el cual Jesús hace descripción de quienes serán los súbditos o ciudadanos del reino, de su carácter e influencia.
El rey en persona (Jesús) anuncia su relación con la ley de Moisés que nadie había podido cumplir cabalmente en toda la historia de Israel (ni del mundo) y que Él viene a obedecer totalmente en intención y en acción (Mt 5:17).
La audiencia estaba conformada por los que, oyendo a Juan el Bautista, se habían
bautizado con la esperanza de ver y participar del reino mesiánico profetizado. Antes de Juan, los fariseos y otros maestros de la Ley enseñaban que sólo podrían ingresar aquellos que cumplieran los 613 preceptos en los cuales habían encapsulado todas las demandas mosaicas; pero Jesús advertirá en su sermón que, sin una justicia mayor que la de los escribas y fariseos, no se podría ingresar (Mt 5:20).
Cumplido todo el ministerio de Jesús, entendemos que para integrar el reino de Dios no es requerida una acción personal sino una condición del corazón: arrepentimiento por la consecuencia del pecado y fe en el método que Dios ha dado para salvar (ver Mr. 10:14-15 y Lc.15:20-24). Dirá Jesús que Él es la puerta y que por su mediación solamente podemos tener vida eterna en su nombre (Jn 10:9).

El propósito del Sermón
Jesús se propone demostrar cuán lejos estaban las autoridades judías de manifestar el carácter y las obras de un ciudadano del reino de los cielos. Contrasta lo que Dios espera de sus verdaderos hijos con lo que ellos hacían, se concentra en los pensamientos e intenciones de los falsos maestros, desaprobando las acciones hipócritas que hacían a la vista de todos.
Un verdadero hijo del Rey tiene prioridades distintas, busca agradar a Dios y no a los hombres, espera que el reino se haga manifiesto en los tiempos de Dios y mientras tanto vive adelantando sus premisas en el presente.
Un hijo del Rey primero abraza la paz con Dios porque entendió que la justicia divina sólo se logró en los méritos de Jesucristo su Señor y Salvador. Un hijo del Rey no prioriza las riquezas de un mundo pasajero, no busca agradar a la sociedad de su época, sino a Dios y no vive ansioso por la inseguridad e inestabilidad social, sino confiado en su Padre que está en control de toda circunstancia. Un hijo del Rey se reconoce por su carácter más que por sus palabras.

Primera parte del Sermón Mateo 5:1-12

No una condición, sino una bendición
Si Jesús detallara en las bienaventuranzas las acciones que habilitan el ingreso al reino de Dios, entonces un líder pacifista dirá que Mt 5:9 le define como ciudadano; un mendigo dirá que su pobreza le abrirá las puertas al reino y una mujer esforzada como Teresa de Calcuta solicitará a Dios ingresar por sus méritos (Mt 5:7) sin requerir de un salvador como Jesús.
¿Qué respuesta le daremos a estas interpretaciones equivocadas? Que las bienaventuranzas son una bendición (no una condición) de nuestra ciudadanía celestial. Lo que debemos entender es qué significa en este sermón de Jesús: paz, mansedumbre, hambre y sed de justicia o pobreza espiritual.

Distintas interpretaciones sobre la bendición divina
Las palabras originales usadas tanto en Antiguo como en Nuevo Testamento que se traducen como “bienaventurado” refieren a aquella persona que recibe la bendición de Dios y experimenta el gozo que sobrepasa todo entendimiento.
¿Qué persona no desea esa bendición? ¿Qué enseña la Biblia acerca de quienes la buscan? ¿Se puede experimentar gozo en medio de la pobreza, aflicción o injusticia?

La bendición en el antiguo pacto
Los israelitas pertenecían a una nación especial. Llamados desde su primer ancestro Abraham a cumplir la voluntad de Dios revelada, tenían promesas materiales de bienaventuranzas para todos aquellos que obedecieran la Ley que su Dios les había dado por medio de Moisés (a este compromiso llamamos el Antiguo Pacto).
Sabemos por su historia que todo el pueblo se desvió desobedeciendo y que Dios le quitó su bendición conforme al pacto (ver Dt 28:15-68). Ahora vivían bajo el yugo opresor esperando al libertador, pero la mayoría olvidaba que ese estado nacional se debía a su condición de rebeldía espiritual; Dios (y no Roma) les estaba disciplinando como nación.

La bendición según los maestros de la Ley
Para la época de Jesús, muchos israelitas sinceramente deseaban disfrutar de la bendición de Dios, muchos querían vivir conforme a la Ley y para ello debían acudir a los maestros. Allí estaban los escribas y fariseos, conocedores de la Biblia, pero malos intérpretes. Enseñaban formas, pero olvidaban el espíritu de la Ley. Quien no hiciera como ellos exponían, no recibiría la bendición. Imponían cargas insoportables de cumplir (Mt 23:2-4). Su concepto de bendición era exterior: si alguno no salía de la pobreza era por pecador, si otro experimentaba enfermedad tampoco era digno del reino; por el contrario, si era rico, reconocido por los religiosos y sano, demostraba ser justo ante sus ojos y por supuesto candidato al reino. Jesús ironizaba diciéndoles que ellos no necesitaban médico porque se creían sanos (Mt 9:12).

La bendición según Juan
Cuando vino Juan el Bautista, predicó que pronto llegaría el rey en persona y que cada israelita debía tomar conciencia de su estado pecaminoso ante Dios, arrepentirse y demostrarlo. Además, denunció claramente la hipocresía de muchas autoridades, lo que le valió el martirio.

La bendición según Jesús
Ahora Jesús no sólo predica que el reino está cerca, sino que muestra con señales y milagros su condición de hombre especial acreditado como el posible Rey. Todas sus obras son (para el conocedor de la Biblia) señales mesiánicas. Y sus milagros de sanidad y liberación apuntaban al perdón que Dios ofrece a cada pecador sin nada a cambio, sólo el deseo de recibir ese perdón en humildad de espíritu.
Es a esta audiencia, a la persona abrumada, desconsolada, enferma y cansada, al sencillo israelita que sólo podía llevar como ofrenda por su pecado el sacrificio más barato al templo, a los pocos fariseos que querían cumplir con el espíritu de la letra, a quienes Jesús dirige el sermón: detallará la identidad del bienaventurado que disfrutará de las bendiciones prometidas porque ha recibido el poder para vivir bajo la voluntad de Dios y de su justicia. No describe el método para ingresar, describe el cambio interior que se produce con el nuevo nacimiento. Veamos cuál es ese cambio:
• El pobre en espíritu: aquel que sabe que no posee méritos para recibir las bendiciones ni tiene con qué comprar su entrada al Reino de Dios
• El que llora: soportando pruebas y aún así sabiendo que en el futuro reino será consolado; también describe el corazón afligido de aquel que comprende el daño que el pecado ha producido en su vida y en este mundo
• El humilde o manso: aquel que no es cobarde, sino que resiste dócilmente la adversidad. Esta no es una condición natural, es un fruto que produce el Espíritu Santo
• El que tiene ansiedad por ver satisfecha la justicia de Dios. Esa justicia es Cristo clavado en la cruz llevando hijos a la gloria (Rom. 3:21, 1 Pe 3:18).
• El que tiene compasión por los otros: desea que cada prójimo experimente la verdad de Dios y la adopte para su vida
• El de limpio corazón: nadie es limpio por su naturaleza caída, pero la sinceridad y confesión ante Dios es la puerta a la limpieza (1ª Juan 1:9)
• El pacificador: aquel que predica el modo de hallar paz con Dios (2ª Co 5:20, Col. 1:20)
• El que sufre la violencia del reino enemigo de muchas formas, incluso en cárcel o muerte. Los versos 10 y 11 están unidos en el mismo pensamiento, la persecución se refiere a la de aquellos que dan testimonio del evangelio que proclama la justicia de Dios en Cristo.

El ciudadano del reino no posee una, sino todas las cualidades.
El hijo del Rey no recibe una, sino todas las bendiciones.

La influencia del ciudadano del reino en este mundo Mateo 5:13-16
Cuando Jesús dirigió esta exhortación, sus oyentes eran los responsables en el mundo de presentar al Dios verdadero por medio de la revelación que habían recibido.
Hoy, la iglesia constituida por los creyentes verdaderos tiene la responsabilidad de iluminar al mundo sobre el pecado, de revelar el camino a la salvación, de evitar el deterioro total de la sociedad y de realizar las buenas obras que Dios preparó de antemano para que los testigos alaben a Dios el Padre que está en los cielos.

Conclusión
El creyente es llamado a la perfección del carácter de Cristo, para ello tiene a su disposición el poder de Dios en el Espíritu. Sólo así está capacitado para obedecer y vivir bajo la voluntad de Dios (Efesios 5:1-33).

OBJETIVOS DE LA LECCIÓN:
1. El sermón del monte no presenta los requisitos para formar parte del reino de Dios, sino que hace una radiografía espiritual del que ya es ciudadano
2. Las bienaventuranzas son promesas para cada ciudadano que serán cumplidas completamente cuando el reino sea consumado
3. Todo el discurso contrasta el espíritu de la Ley que Dios entregó por medio de Moisés para mostrar sus demandas con las prácticas vacías que ejecutaban los religiosos
4. Aunque el reino había llegado a Israel, ellos no podrían experimentar la bendición hasta que reconocieran su total incapacidad para cumplir con las demandas de la Ley y mirar al Mesías como aquel que podría liberarlos de la maldición que experimentaban por su desobediencia (Gal 3:10-13)
5. El objetivo del Sermón del Monte es recordar a cada creyente que por medio de sus acciones y de su carácter los incrédulos serán advertidos de la necesidad de buscar el reino de Dios y su justicia

MATEO LECCIÓN 4 PARA PROFUNDIZAR
BASE BÍBLICA: Mateo 5:1-16

LECTURAS COMPLEMENTARIAS:
Lucas 6:20-23; Éxodo 24:1-8; Levítico 26:1-39; Gálatas 4:4-5.

ANTES DE COMENZAR:
• ¿Cuál es el parámetro que Dios requiere para que estemos delante de su presencia? ¿Cuál es el requisito para participar del reino de Dios?
• ¿Qué significa recibir la bendición de parte de Dios?
• ¿Cuál es según Jesús la distancia entre lo que la Ley manda y la tradición religiosa practica?
• ¿Cómo recibían la bendición en el Antiguo Pacto? ¿Cómo en el Nuevo Pacto?

PARA REFLEXIÓN:
1. El Sermón del Monte es posiblemente la sección del Nuevo Testamento más conocida por el mundo secular ¿Cómo definirías este discurso? ¿A quiénes lo brindó el Señor Jesús? ¿Crees que es correctamente interpretado?
2. ¿Cuál es la relación entre el Sermón del Monte (Mt. 5:1 al 7:29) y la ley mosaica? ¿Por qué Jesús declara que no viene a anularla?
3. ¿Qué significa para ti el ser bienaventurado según las palabras de Jesús? ¿La pueden aplicar para sí todos los pacifistas, todos los pobres y todas las personas que trabajan arduamente en ayuda social?
4. ¿Cuál es la condición fundamental para vivir el manifiesto del reino que Jesús detalla en todo el sermón? ¿Cuál es la vara para que nos midamos en su cumplimiento?