JESÚS, SATANÁS Y LA TENTACIÓN
Por Alejandra Lovecchio de Montamat
lovecchioalejandra@gmail.com
VERDAD BÍBLICA: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado” Hebreos 4:15
Introducción
Los evangelios nos describen que Jesús inicia su ministerio público recién cuando contaba
alrededor de treinta años. Por aquella época, un profeta estaba ejerciendo su ministerio en
Israel al margen de las autoridades constituidas, era Juan el Bautista. Hemos visto que su rol
había sido profetizado en el Antiguo Testamento como el precursor del Mesías anunciando
su pronta manifestación para llevar a cabo las profecías que se referían a él. Al igual que
muchos en Israel, esperaba que el Mesías desplegara su poder como rey en el trono de
David, con el fin de limpiarlo de los corruptos y rebeldes a la voluntad de Dios. De manera
que imaginaba el inminente establecimiento de un reino fiel, sensible a Dios y a su justicia.
Pero Juan, al igual que otros, no podía ver que las profecías enseñaban que el Cristo primero
debía padecer como siervo con el fin de salvar a su pueblo de los pecados, y que solamente
Dios podía proveer el perfecto cordero (algo que vislumbró Abraham el día que llevó a Isaac
hasta el monte Moria en Gn 22:7-8).
En esencia el Mesías es divino y eterno, pero también es humano y se encarnó con el
propósito de cumplir la obra del Siervo. Ahora que ya ha resucitado, ha prometido volver en
toda su gloria para juzgar a las naciones de la tierra y ocupar el trono de David ejerciendo el
poder con toda majestad y potencia.
La tentación de Jesús Mateo 4:1-11
Una idea que puede surgir acerca de este evento en la vida de Jesús es que Satanás
solamente le tentó en esta oportunidad. Lo cierto es que, según enseña la Palabra, Jesús fue
tentado en todo (como hombre, recibió las mismas presiones que cualquiera de nosotros y
debió actuar obedeciendo a Dios o rebelándose contra su Palabra). Satanás usó a otras
personas en numerosas ocasiones para tentar a Jesús, incluso a sus discípulos (Mt 16:22-23).
Todos debemos saber que la tentación no es pecado sino un estímulo a desobedecer a Dios.
También debemos recordar que Dios nunca tienta a nadie a pecar (Stg 1:13) sino que
nuestros propios deseos naturales resultan pecaminosos. En su encarnación Jesús mismo fue
expuesto a este estímulo de parte de Satanás y de esta manera estuvo en la misma posición
que Adán en el huerto de Edén. El apóstol Pablo los compara y argumenta cuánto mejor fue
la reacción de Jesús y sus consecuencias (ver Ro 5:12-17).
Es cierto que todos nosotros, aunque seamos creyentes, poseemos la vieja naturaleza que se
inclina a pecar aún sin que Satanás esté presente (Stg 1:14-15). Algunos maestros creen y
enseñan que la tentación es propia de los creyentes débiles, pensamos lo contrario, la
tentación ronda con mayor frecuencia a los creyentes maduros y esto es así porque Dios se
complace cuando un hijo suyo comprende esta lucha y se ampara en la fuerza del Espíritu
Santo para vencerla. Finalmente, algunos creen que caer en una tentación significa hacer
algo evidentemente malo como robar, adulterar, etc., pero un hijo de Dios puede caer en la
tentación, aunque esta acción no sea mala en sí misma. Satanás tentó a Jesús a hacer cosas
que no eran malas en sí mismas, pero que sugerían actuar contra la voluntad declarada de
Dios en Su Palabra.
Es común que, al escribirse un drama, el autor presente los actores en cuestión y la
confrontación que sostienen. Aquí Mateo cuenta cómo Jesús inicia su vida pública, se
bautiza y cómo Juan le presenta como el Mesías de Dios.
El enemigo
El evangelista seguidamente presenta al principal enemigo de Jesús: Satanás. Notemos
algunas características de este ser. El diablo pertenece a una orden de criaturas que tiene
atributos diferentes al hombre, es un ángel caído, pero aun así un querubín superior al
hombre en varios atributos. Por haber vivido mucho tiempo, posee una vasta experiencia
acerca de la conducta humana; no es omnisciente ni omnipresente, pero sabe cómo actuará
la persona ante ciertas circunstancias (dice el refrán: más sabe el diablo por viejo…). Posee,
además, una cualidad que lo hace sumamente peligroso: es capaz de adoptar variadas
formas a tal punto de mostrarse como un dragón, pero en otras ocasiones como un ministro
de luz 2ª Co 11:14-15 (si, ¡Piense que hasta puede disfrazarse de ministro evangélico!).
Para resumir su propósito en esta tierra, podemos decir que pretende levantar y mantenerse
a la cabeza de un reino rival al de Dios. Cuando el hombre decidió libremente desobedecer,
ya que fue dotado por Dios de libre albedrío, Satanás tomó posesión del mundo caído y
desde entonces ha desarrollado todo un sistema de relaciones y fuerzas visibles e invisibles
que, valiéndose del poder del pecado, han sometido al ser humano para sostener su
ambición.
La tentación en el desierto
¿Qué pretende Satanás en esta ocasión? Jesús se presenta como el Mesías de Dios que viene
a arrebatarle la autoridad sobre este mundo y a anunciar que el Reino de Dios se ha
acercado. A diferencia de muchos israelitas, Satanás conoce perfectamente bien la Palabra
de Dios y sabe que Jesús se encarna para proveer a Dios mismo el medio de salvación y que
antes de gobernar los reinos de este mundo, debe pasar por el sufrimiento de la Cruz.
Veamos en detalle qué tres cosas le ofrece a Cristo para tentarle:
1. Sostenimiento físico. Jesús es hombre, sus 40 días de ayuno no fueron retóricos, sino
una preparación para lo que sería luego su mayor desafío ante el sufrimiento y la
muerte. Satanás le sugiere que evite sufrimientos adelantados (Deuteronomio 8:3)
2. Reconocimiento. Si algo necesitaba un israelita para creer en el Mesías sería ver un
milagro; que Jesús se hubiera tirado desde el pináculo de templo, sería la ocasión
para que todo el pueblo le adorara (Salmo 91:11-12, Deuteronomio 6:16)
3. Poder. Si de reinos humanos se trataba, Satanás estaba decidido a entregárselos a
Jesús a cambio de dejar por sentado que la suprema autoridad en el mundo sería
Satanás (Deuteronomio 6:13)
Todo el diálogo giró en torno a la Palabra de Dios, tanto Jesús como Satanás usaron de ella.
Cuando Santiago enseña que debemos resistir al diablo, en realidad sugiere que tengamos
en claro nuestras debilidades con las cuales jugará Satanás, no para intentar luchar por
nuestros medios sino para fortalecernos haciendo uso de los medios de gracia (Efesios 6:14-
17). De entre estas armas espirituales se incluye el conocimiento de la Biblia.
Primeras acciones de su ministerio 4:12-25
Jesús esperó un hecho particular para iniciar su ministerio público: que Juan el Bautista fuera
encarcelado. El último profeta, quién antecedió al Mesías fue muerto a manos de su propio
pueblo incrédulo (al igual que gran parte de los profetas).
Jesús pasó de su pueblo a una ciudad costera de intercambio comercial, lugar que se
consideraba contaminado porque transitaban por allí muchos gentiles y esto para anticipar
que Cristo, siendo perfecto, descendió al ambiente humano y bendijo a través de su poder a
todos aquellos que padecían evidentes efectos externos del pecado. Predicaba que el reino
de Dios ya se había acercado y comenzó a reclutar a quiénes serán sus discípulos más
íntimos.
Conclusión
Si pudiéramos obtener salvación eterna por medio de obras buenas, Jesús nunca debió morir
en la Cruz, sino vivir todo el tiempo posible para sanar y restaurar a la mayor cantidad de
personas.
La historia de nuestro mundo hubiera sido distinta si desde su primera venida, Jesús hubiera
accedido al trono de David y regido a las naciones. Quienes toman en poco el significado de
la muerte de Jesús, le hacen el caldo de cultivo a Satanás, quién lo prefiere haciendo señales
y milagros, pero no yendo a la cruz como el Cordero de Dios. Jesús resistió esa tentación y
por sus méritos estamos hoy seguros de nuestra Salvación.
Por ello y hasta que Cristo vuelva, la Biblia nos enseña que Jesús fue tentado antes de
cumplir su obra vicaria y que en todas las ocasiones obedeció a Dios y no pecó. Esta victoria
lo hizo perfecto de tal manera que su sacrificio fue completo y suficiente para pagar la culpa
por nuestros pecados. Si hemos aceptado su obra a nuestro favor, estemos seguros de que
hemos sido comprados por su sangre y que nuestra salvación permanece para siempre.
¿Qué hacer si somos tentados y caemos en la tentación? Leemos lo que la Biblia ofrece para
restauración: Acerquémonos pues, confiadamente al trono de la gracia para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. He 4:16
OBJETIVOS DE LA CLASE:
1. Cuando Jesús inicia su ministerio, todo el mundo espiritual bajo el dominio de
Satanás se pone en alerta para atacarlo porque conoce perfectamente su autoridad
y su poder sobre ellos y la derrota irreversible que les asestaría (Gn 3:15; Col 2:15).
Aunque Jesús fue tentado muchas veces y de muchas maneras, al iniciar su ministerio
el propio Satanás intenta provocarle a desobedecer la Palabra de Dios con el
propósito de descalificarlo para ser el perfecto sacrificio
2. La incitación a pecar nunca viene de Dios; Adán y Jesús fueron idénticos frente a la
tentación porque ninguno de ellos tenía naturaleza corrompida al momento de
decidir
3. Jesús fue tentado en esta ocasión a hacer valer su condición de Hijo de Dios, pero él
se sometió como hombre a la voluntad de Dios sin hacer uso de su poder divino (no
convirtió las piedras en pan, por ej.)
4. La tentación no se define por la gravedad del acto en sí, sino porque siempre implica
desobedecer la Palabra revelada de Dios
5. Jesús resistió la tentación porque estaba lleno del poder del Espíritu Santo, de igual
manera el creyente requiere de su auxilio para vencerla. Si cae, siempre puede
solicitar perdón en la gracia sobreabundante de Dios a su favor
6. Jesús inicia su ministerio en Galilea (lugar considerado contaminado por los
gentiles), pero realiza milagros que lo señalan como una persona de Dios (un profeta,
por ej.)
MATEO LECCIÓN 3 PARA PROFUNDIZAR
BASE BÍBLICA: Mateo 4:1-25
LECTURAS COMPLEMENTARIAS: Hebreos 4:14-16; Romanos 5:12-17; Santiago 1:2-4, 12-15;
1 Co. 10:12-13; 2 Co. 11:13-15
ANTES DE COMENZAR:
• Si Dios no puede ser tentado ¿Cómo fue tentado Jesús?
• ¿Cuál es el modo más común de caer en la tentación?
• ¿Existió otra ser humano que fuera tentado como Jesús?
• ¿Con qué propósito Jesús fue sometido a muchas tentaciones?
PARA REFLEXIÓN:
1. La Biblia enseña que Jesús fue tentado en todo, sin embargo, todos nos
concentramos en la tentación en el desierto. ¿Puedes buscar porciones bíblicas en los
evangelios donde Jesús volviera a ser tentado explícitamente? Escríbelas y explica en
qué consistía cada tentación.
2. ¿Con quién compara el apóstol Pablo a Jesús en ocasión de la tentación en el
desierto? ¿Cuál es según Romanos 5:12-17 el propósito de esta comparación?
3. ¿Cuál es la diferencia entre nosotros y Adán frente a la tentación? Si tuvieras una
naturaleza impecable ¿Responderías como Jesús o como Adán frente a la tentación?
4. Memoriza los tres argumentos que utilizó Jesús frente a cada propuesta del diablo.
Dt 8:3, 6:16 y 6:13. ¿Te preocupa la desnutrición espiritual tanto como la física? ¿De
qué manera podemos provocar a Dios? ¿Hay algo o alguien más importante que Dios
en tu vida?
5. ¿Cuál fue la obra más importante de Jesús durante su primera venida? ¿Por qué
crees que fue más famoso entre el pueblo por sus milagros que por su muerte? Lee
Lc 24:19-21