DANIEL Y EL RELOJ DE LA HISTORIA
En la clase anterior llegamos al momento en que Daniel decide orar al Señor con una intención
particular: pedirle que le revelara, apelando a su misericordia, el sueño de Nabucodonosor y su
significado. Si no se presentaba ante el monarca con la explicación correcta, él y sus compañeros
sufrirían la pena de muerte. Esa sentencia fue firmada por el rey, pero la misericordia que permitió
librarles de ella fue prerrogativa de Dios, el Juez Supremo.
Templanza y dominio propio 2:14-18
Daniel es el creyente que todos deberíamos imitar: sabio, prudente para hablar y claro en sus
argumentos. Seguramente se mostró calmo y seguro al solicitar al rey tiempo a la vez que humildad y
respeto ante su autoridad. Luego compromete a sus amigos a orar pidiendo la compasión, favor y amor
de Dios quién era el único capaz de revelar el misterio y así salvarlos de la muerte. Si los babilónicos
adoraban al sol, la luna y las estrellas, el Dios del cielo que los hebreos conocían desde su inicio como
pueblo, demostraría su grandeza.
El soberano de la historia 2:19-23
Dios manifestó su amor y misericordia por Daniel revelándole en visión el sueño y su significado. Ante
tan clara descripción de la estatua, el joven Daniel se postró de rodillas y adoró al Señor pronunciando
un sublime reconocimiento de la soberanía absoluta de Dios sobre los tiempos y el ejercicio de Su poder
a través de la historia.
Postreros días 2:24-35 y 36-45
Aquí aparece la frase: Dios ha hecho saber al rey lo que ha de acontecer en los “postreros días”. Esta
frase en la Biblia está relacionada con la venida del Mesías, el sucesor de David cuyo reino prometido se
instalará para siempre.
Otra frase que hallaremos en el libro es “el tiempo del fin” que alude a la consumación, la instalación
definitiva del quinto imperio. Dios establecerá un reino de carácter universal, los reinos humanos con su
corrupción, injusticia, materialismo, idolatría y carnalidad pasarán para siempre y todo el universo será
lleno del conocimiento de Jehová. Hab 2:14, Is 11,9 y Ap 11:15 con 19:11-16.
Daniel el profeta 2: 46-49
Aunque Daniel cumplirá funciones administrativas en los gobiernos del exilio, en este momento
representa directamente a Dios, es su profeta declarando el sueño y su significado. Ante este Dios, el rey
de reyes Nabucodonosor, cayó de rodillas.
¿Quién es el autor del libro?
Antes de desarrollar la oración y la entrevista posterior de Daniel con el rey, vamos a considerar el
origen y la autoría del libro bíblico que lleva su nombre.
Me atrevería a decir que los relatos más conocidos entre los lectores de la Biblia son: el sueño de la
estatua con su significado y la supervivencia milagrosa del horno de fuego y del foso de los leones.
El resto del contenido, aunque esté directamente asociado con el sueño de la figura humana y sus
materiales, no es profundizado en clases bíblicas y pocas veces predicado.
El motivo fundamental es que contiene imágenes muy específicas, pero de interpretación más compleja.
El libro mismo refiere que Daniel necesitó de la ayuda de un guía para comprender los sueños y las
visiones. Aunque Dios mismo le reveló el sueño de la estatua y su significado, en todas las siguientes
visiones Daniel recibe guía e instrucción acerca del significado y del tiempo para revelarlo.
Teología bíblica y crítica literaria
Desde el siglo XIX la autenticidad de este libro y la mayoría de su contenido profético fue puesto en
duda por la llamada crítica moderna.
La “crítica literaria” es una disciplina que se encarga de evaluar la autenticidad de un escrito basándose
en el aporte de otras disciplinas como la historia, la lingüística, la arqueología y la literatura comparada.
En relación con las Sagradas Escrituras todas estas disciplinas son utilizadas por la llamada “teología
bíblica” que permite concebir un panorama del tiempo y la formación cultural que tenían los autores
humanos al momento de redactar los escritos que hoy forman el canon completo de la Biblia.
Pero existe una gran distancia entre la teología bíblica y la crítica literaria (más precisamente la crítica
liberal).
La teología bíblica es una herramienta necesaria para ayudarnos a comprender los párrafos bíblicos en
su idioma original, en el contexto hebreo, babilónico o romano de la época; siempre parte de la
convicción que la Biblia es revelación de la voluntad de Dios quién está dándose a conocer a sí mismo, su
obra y sus propósitos para con la humanidad. No duda que Dios existe y que interviene de manera
sobrenatural en la historia con propósitos que se ajustan a su entera voluntad.
Por ejemplo, Moisés o el apóstol Pablo fueron preparados por Dios en muchas de estas disciplinas antes
de ser llamados al ministerio que se les encomendó, aunque luego de su encuentro personal con Dios y
del desarrollo de su fe, usaran esos conocimientos aprendidos previamente. Pero sin duda fueron
guiados por el Espíritu Santo, a esto lo llamamos la iluminación divina.
Crítica bíblica
La crítica literaria, en cambio, es una disciplina humanística que puede desarrollar cualquier profesional
que se forma para tal fin y que se ocupa de analizar obras escritas, sean estas contemporáneas o
históricas.
Existe una crucial diferencia entre la Biblia y el resto de la literatura humana y es su fuente de
inspiración. Todo lo que hayamos leído, fuera de la Biblia, tiene su origen e inspiración en la mente
humana. Aunque la Biblia está escrita con símbolos humanos, posee como fuente de inspiración la
mente de Dios.
La crítica literaria, que pertenece a las ciencias humanísticas, aprecia en la literatura tanto la realidad
como lo fantástico y discrimina entre simbolismo y literalidad. Así son abordadas las obras literarias más
antiguas que abundan en varias culturas. Cuando la Biblia es analizada en estos foros académicos no se
requiere que los críticos posean fe en el Dios del cielo ni adopten una cosmovisión bíblica. Es por ello por
lo que todo creyente debe poseer firmes convicciones acerca de su fe en la Palabra antes de abordar las
respuestas posibles, basadas en pruebas “objetivas” que tanto incrédulos como creyentes puedan
considerar.
Objeciones de la crítica
Daniel es el libro más impugnado de toda la Biblia por la crítica bíblica. Mientras que la tradición judía y
luego la cristiana han considerado a Daniel como el genuino autor judío que fue llevado cautivo a
Babilonia; la crítica afirma que este libro fue escrito por un judío que vivió en el segundo siglo antes de
Cristo.
Aunque resumiré los argumentos brevemente, creo que la mayor objeción de los críticos es aceptar que
los eventos profetizados en época del Daniel histórico se hayan cumplido en los siguientes siglos tan
exactamente. La crítica argumenta que el sueño y su interpretación son “vaticinia post eventum”; por lo
tanto, fue escrito en época de Antíoco Epifanes, período griego que transcurre entre ambos
testamentos.
La arqueología hoy
Los rollos del Mar Muerto son más de 900 manuscritos (de los cuales 230 pertenecen a libros bíblicos) la
mayoría en idioma hebreo, pero también arameo y griego, que datan del siglo IIIaC. y contienen la
versión más antigua conocida de la Biblia hebrea.
Fueron hallados entre 1946-1957, su importancia es tremenda ya que la mayoría de los ministros
cristianos que estudió durante la segunda mitad del siglo pasado NO tuvo argumentos fuertes contra la
crítica bíblica que florecía ampliamente en los seminarios de aquella época.
Los especialistas recientemente publicaron la lista de escritos bíblicos encontrados y describen 13
fragmentos de rollos de los Salmos, 9 de Éxodo, 8 de Deuteronomio, 5 de Levítico, 4 de Génesis, 4 de
Isaías (Fitzmyer 1977: 11–39) y no menos de 8 fragmentos de Daniel.
Además, hallaron la fórmula: el profeta Daniel en otros escritos hallados conjuntamente (lo que orienta
a pensar que su fama data de mucho tiempo antes de que se escribieran esas porciones).
De los fragmentos de Daniel se halló casi todo el libro salvo el capítulo 9 y el 12, pero ningún indicio de
las porciones apócrifas o deuterocanónicas (cap. 13 y 14 en las biblias católicas).
Otras impugnaciones de la crítica al libro que repasamos brevemente son:
• que Daniel fecha los datos con un año de diferencia comparando con Jeremías,
• que se utilizan 3 palabras griegas (instrumentos musicales) y esto para sostener que fue escrito
en época griega,
• que se habla del sucesor de Nabucodonosor: Belsasar, de cuyos datos no se conocía nada hasta
un descubrimiento arqueológico en el siglo XX,
• que seguramente se escribió en arameo y luego se tradujeron algunas partes al hebreo (esa
teoría se cae con los rollos del Mar Muerto),
• que contine doctrinas sobre los ángeles, la resurrección y el juicio venidero que se consideran
temas desarrollados más cerca de la época de Jesús. ¡Cuando se habla de ángeles en el libro de
Génesis!
Aun asumiendo que el libro fuera escrito tardíamente en época griega, habla de un cuarto imperio que
todavía no existía y de la muerte del Mesías príncipe (algo impensado y rechazado por el pueblo de
Israel incluso en época de Cristo (ver Lc 24:13-35).
Conclusión
Mi impresión es que la principal razón del rechazo a la segunda porción de Daniel y por extensión a toda
la literatura apocalíptica bíblica es la declaración de que Dios es el soberano de la historia, que Él es Juez
y que los tiempos están bajo su dominio.
Estamos viviendo en un período de incertidumbre mundial. Aunque en el siglo XXI contamos con mucha
información y tecnología en comunicaciones, no podemos saber hacia dónde se inclinará la gobernanza
mundial. Pero si confiamos que la Biblia es palabra inspirada de Dios no debemos dudar de quién dará
un punto final al reloj la historia.
El reino mesiánico es una promesa no sólo para el pueblo hebreo, es una certeza para todos los
creyentes de todas las edades. Hoy es tiempo para aceptar la gracia de Dios en Cristo y vivir confiados en
las promesas que él nos dejó: Jn 14:2.