Junto con la Navidad, la celebración de la Pascua es sin duda un tiempo especial para muchas personas en el mundo, pero particularmente para los cristianos.
En él recordamos el sacrificio que hizo en la cruz el Señor Jesucristo.
Dos mil años después nos resulta difícil aún, comprender en toda su dimensión,
que haya padecido por cada uno de nosotros.
Pero a la tristeza y al dolor de su muerte, le siguió la resurrección, la alegría, la esperanza
y la Victoria.
Que en nuestras iglesias, nuestras vidas y especialmente en nuestros corazones,
celebremos junto a El, esa Victoria.
Celebremos que la tumba está vacía, que El ha resucitado y que vive !
Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana también vuestra fe.
1 Corintios 15:14