Por Elliot Clark
Las historias e imágenes que llegan de Turquía y Siria son devastadoras. Tras un terremoto de magnitud 7,8 cerca de la ciudad de Gaziantep, en el sureste de Turquía, los edificios han quedado arrasados y las manzanas de la ciudad reducidas a escombros. El número de muertos supera ya los mil. En las próximas horas y días, se espera que ascienda a miles, si no mucho más.
Como el terremoto se produjo en plena noche, sorprendió a casi todo el mundo en casa y en la cama, el peor momento posible. Decenas de réplicas posteriores (una réplica de magnitud 7,5 equivaldría por sí sola a un gran terremoto) han dañado aún más edificios en pueblos y ciudades de Turquía y Siria y amenazan con derribar más estructuras en el futuro. En la actualidad, se está instando a los residentes a que se mantengan alejados de sus hogares, dejando a una importante población en las calles y expuestos al frío.
Los informes sobre víctimas y bloques de apartamentos arrasados llegan desde mucho más allá de Gaziantep, desde grandes ciudades turcas como Hatay, Kahramanmaras y Diyarbakir, así como ciudades y pueblos más pequeños que se extienden hasta Siria. Como señaló un comentarista, no hay tanto un epicentro de este terremoto como una «epi-línea».
Las labores de búsqueda y rescate ya están en marcha. Países como Alemania, Países Bajos y la República Checa están enviando ayuda inmediata, junto con muchos otros. Se está movilizando un verdadero esfuerzo internacional de ayuda. Pero también lo está haciendo la iglesia local. En un país con un número relativamente pequeño de creyentes evangélicos, la iglesia en Turquía estará muy activa en los próximos días, al igual que lo han estado después de los grandes terremotos en 1999 y en 2011.
Estas son algunas de las formas concretas en que podemos orar por los afectados por el gran terremoto y, especialmente, por los creyentes locales que comparten el amor y la verdad de Cristo en los días críticos que se aproximan.
1. Ora para que Dios llene a Su pueblo de paz.
Muchos han perdido a sus seres queridos. Casas y posesiones han quedado destruidas. Y las repetidas réplicas pueden tener un profundo efecto psicológico. Pero creemos que Dios está con Su pueblo y puede proporcionarle una paz que sobrepasa todo entendimiento.
2. Ora para que los cristianos muestren compasión.
Muchas iglesias locales de la región se movilizarán para ayudar de diversas maneras. Cuando un gran terremoto sacudió la ciudad de Van, en el este de Turquía, en 2011, las iglesias se movilizaron para proporcionar comida caliente y agua, mantas y refugios temporales, así como suministros y atención médica.
3. Ora para que los líderes cívicos y de las iglesias locales tengan sabiduría.
¿Cómo se responde a una catástrofe natural de esta magnitud? ¿Cómo aconsejar a los heridos, movilizar a los voluntarios, obtener recursos, conseguir financiación, coordinarse con los socios y priorizar las necesidades? La tarea es abrumadora y requiere líderes con la cabeza fría y las ideas claras.
4. Ora para que la iglesia trabaje con humildad y unidad.
Durante una crisis como esta, la buena comunicación y la colaboración son fundamentales, pero también extremadamente difíciles. Las personas tienen que hacer frente a necesidades emocionales y físicas mientras intentan cuidar de otros. Desafortunadamente, esto puede llevar a menudo a la confusión y la división.
5. Ora para que los cristianos sean bien recibidos.
En países musulmanes como Turquía y Siria, los creyentes y las iglesias locales son a menudo difamados y maltratados. Que las iglesias tiendan la mano con amor durante una catástrofe, puede hacer que las personas vean a los cristianos como personas compasivas, dignas de confianza y verdaderamente buenas.
6. Ora por una puerta abierta para el evangelio.
Durante un tiempo de tal devastación —e incluso durante los años venideros— el trauma puede abrir los corazones de las personas al mensaje de Cristo. Por horrible que sea un acontecimiento así, brinda a los creyentes la oportunidad de dar una respuesta sobre la esperanza que tienen en Jesús.
7. Ora para que el Señor muestre misericordia.
Las catástrofes naturales nos recuerdan a todos nuestra desesperada necesidad de la misericordia de Dios. Si no nos arrepentimos, todos pereceremos de la misma manera (Lc 13:4-5). Oramos para que este terremoto lleve a muchos a acudir al Señor en busca de salvación. Oramos para que Dios tenga misericordia y evite más devastación y muerte. Y oramos para que, con Su gracia, convierta este mal en bien y rescate a los que están pereciendo.
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Publicado originalmente en The Gospel Coalition Traducido por Eduardo Fergusson.