Soy Zulma Farfan 44 años, vivo en Santa Elena, Provincia de Córdoba.
Mi vida iba en decadencia cada día, como madre, esposa; estaba enfocada en el éxito profesional y laboral, y por esa razón siempre descuide mi rol como mamá, pasaba mucho tiempo fuera del hogar. Al mismo tiempo, empecé a encontrar distracciones y tentaciones que afectaron mi vida de pareja, llegando al punto de desear estar separada. Algo que sucedió, y me di cuenta que había perdido el control de todo, inclusive de mi ser, aunque el orgullo y la soberbia no me dejaban ni ver ni escuchar consejos de las personas que me rodeaban.
Mi madre siempre me hablaba del Señor, mientras oraba junto a la Iglesia por mí. Pero yo no quería escuchar, incluso me parecían unos locos, por las locuras que hacían por amor al otro. Me llamaba la atención y envié a mis hijos con mi madre a la Hora Feliz. Cuando definitivamente me separé, caí en depresión, seguí buscando mis caminos y formas de salir adelante (Consejos, promesas de santos, y tantos más), lo estaba perdiendo todo. No había salida, y accedí a acompañar a mi madre a la iglesia, aún con mi orgullo, y allí me hablaron de Jesús y la mujer samaritana. Lloré tanto, porque era yo esa mujer.
Tocó mi corazón, y en mi casa, a solas Dios tocó de manera sobrenatural mi corazón y lo cambió! Me rendí, y desde allí tenía la necesidad de conocer más y más al Señor.
A partir de allí, el deseo de seguirle, de servirle empezó! Comencé predicando en mi familia, y Dios obró con poder, luego ayudando en la planificación de actividades de la Iglesia, y luego me involucré completamente en la enseñanza y la predicación. Serví en los campamentos de niños de Talleres, en los estudios de la Iglesia, por un año en adoración y estudio, acompañando a un grupo de Ados levantado por el Señor! En una obra de extensión de Gutenberg (por 5 años) y últimamente en adolescentes.
Verdaderamente una experiencia de gracia tras gracia dada por el Señor. Con tiempos de gozo, tristeza, pausas, silencios, y también de disciplina, nada fácil para mí, pero necesario para seguir creciendo a imagen de mi Señor. En cada crisis recuerdo, yo no lo elegí, Él lo hizo, y es para su gloria.
Veo a nuestra iglesia, creciendo en cuanto a los que levantará, para seguir sembrando y extendiendo el Reino, en los tiempos y la forma que el Señor lo disponga, sólo le pido que nos afirme, y nos permita ser parte.
“… Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
Hechos 2: 47 b
Zulma Farfan
Misión de la Iglesia Bautista de Talleres
Santa Elena - Córdoba