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Colección de Estudios Bíblicos - Preparados por Alejandra Montamat.

El principio de nuestra historia. Génesis. Entrega 38.

Luego de 10 años viviendo entre cananeos la familia de Jacob se ve envuelta en un drama asociado a la deshonra y la venganza. Recién entonces Jacob tomó conciencia de su desobediencia a la promesa hecha al Señor 30 años atrás. Esta lección nos relata cómo procedió al reconocer su falta y de qué forma obró Dios una renovación espiritual. ¿Qué sucedió en la vida de su familia a partir de entonces? ¿Fue librado del dolor y el sufrimiento por estar en mayor comunión con el Señor? Un pasaje que nos recuerda que todo lo que el hombre sembrare, eso también cegará.

RECUPERANDO INTIMIDAD CON DIOS
Génesis 35

Luego de 20 años en tierras de Labán, Jacob regresa a Canaán con el propósito de llegar a Betel, lugar de donde salió y donde había prometido volver; pero luego del encuentro con Esaú, pasó el Jordán para asentarse en Siquem. Aunque hay sólo 48 km entre dicha ciudad y Betel, Jacob permaneció diez años, construyó su finca en Sucot y formalizó alianzas con los cananeos que allí vivían. Los años con Labán tienen una explicación relatada en la Biblia, pero el retraso de los últimos diez años sólo puede entenderse si consideramos que Jacob priorizó otros aspectos de su vida, relegando su promesa dada al Señor (ver Gn 28:20-22). Aunque construyó un altar en Siquem, su corazón estaba lejos de la intimidad con Dios de manera que los acontecimientos acaecidos allí lo encuentran espiritualmente frío y sin capacidad de reacción ni sintonía con la voluntad del Dios que ya había revelado su deseo para Israel y su descendencia. Este capítulo nos enseña qué tan necesario es volver de la indiferencia y frialdad espiritual a una correcta intimidad con nuestro Dios para ser fieles instrumentos de sus propósitos

Vuelta a Betel Génesis 35:1-8
Desde el último y dramático encuentro de Jacob con el ángel de Jehová en Peniel, por 10 años Dios se mantuvo callado y Jacob no pareció apurado en volver a Betel donde, entre otras cosas, debía diezmar como había prometido. En cambio, estaba dispuesto a permitir que sus hijos se casaran con cananeas para preservar la paz con sus vecinos y aumentar sus bienes. Sólo los trágicos eventos del capítulo anterior despertaron en Jacob el deseo de obedecer; más apremiado por la realidad que por convicción: una hija raptada, los hombres de Siquem muertos a manos de sus hijos y sus mujeres, niños y bienes tomados como botín. No era buena idea permanecer en la ciudad por mucho tiempo. Aunque Jacob no demostró madurez ni obediencia en su actuar, no pudo torcer los propósitos del Señor. No obstante, Dios permitió que siguiera adelante con sus intenciones para que llegara a palpar las consecuencias de la desobediencia; recién entonces volvió a caminar los caminos que el Señor marcó para él. Lo primero que tuvo que considerar fue quitar de su campamento todos los falsos dioses. Esto incluyó los que Raquel trajo escondidos como todos los que estaban en poder de los cananeos que se habían agregado a su compañía. Todo elemento relacionado con lo pagano fue enterrado allí. Jacob había entendido que el acercarse a Dios requiere de parte del hombre pureza de vida, algo que había desestimado viviendo entre los cananeos. Llevar adelante la vida que a Dios le agrada siempre tiene su costo. Lc 9:57-62 Podrían venir muy pronto represalias de parte de los familiares de los muertos y cautivos; no obstante, reinó entre los pueblos alrededor un terror que vino de parte del Señor, esto le enseñó a Jacob que la seguridad del creyente no se encuentra en sus propias fuerzas ni en alianzas con paganos, sino en el temor a Jehová pues Él mismo obra para mantener la pureza que nos demanda (ver Pr 29:25, Ex 14:13-14 Is 8:13-15. Sal 20:7). Finalmente, Jacob volvió a sus orígenes espirituales, volvió a Betel a reencontrarse con el Dios que le había llamado 30 años atrás.

Las promesas de bendición, reiteradas Génesis 35:9-15
En el versículo 9 Dios parece retomar el contacto personal y directo con Jacob al volver a manifestarse ante él como lo había hecho 10 años atrás. El lapso transcurrido fue un tiempo perdido en el sentido espiritual debido al deseo de independencia y desobediencia por parte de Jacob; así el regreso a la tierra de bendición no le llevó pocas semanas sino una década. Dios le recordó su nuevo nombre y reiteró todas las promesas dadas antes a Abraham e Isaac. Jacob procedió a rendir culto a Jehová al colocar ofrenda de vino (libación) y aceite sobre el pilar de Betel; serán ahora testigos del honor rendido al Señor tanto sus hijos como el resto de la compañía.

Duelo familiar 35:16-29
Un nacimiento y un fallecimiento Una vez más, la Biblia confirma que la renovación espiritual del creyente no lo libra del dolor. Apenas comenzado el retorno en paz y comunión con Dios, Jacob debe soportar una dura prueba: la muerte de su amada Raquel. Una dramática situación, pero posible es recibir un nuevo hijo y despedir a su madre. Raquel fue enterrada en Efrata: Belén, la que será posteriormente ciudad de Judá. Desde el punto de vista de Raquel, recordemos que llegó a declarar a Jacob que si no tenía hijos prefería morir; sucedió que murió al concebir su hijo.

Incesto desafiante
Ni bien entierran a Raquel un segundo incidente entristece el corazón de Jacob: su primogénito Rubén inicia su vida sexual con una de sus concubinas y madre de sus medio hermanos Dan y Neftalí. No fue un hecho menor en la historia de Israel, ya que posteriormente su padre traspasó los derechos de la primogenitura a Judá debido a este incidente (49:3-4). Algunos eruditos opinan que no fue tanto un acto erótico fuera de control sino una avanzada de Rubén sobre su padre con el interés de afianzar su derecho de herencia. Jacob supo del acto, pero esperó lo suficiente para declarar la consecuencia de este. En todo caso, su hijo estaba haciendo lo que él había hecho con su hermano y padre en la juventud. Moisés nos recuerda que, a diferencia de Abraham quién debió tomar a Isaac de entre los hermanos como heredero de la promesa, los doce hijos de Jacob (sin exclusión) formarán la descendencia del pueblo elegido.

Con el último aliento
El tercer episodio fue el reencuentro entre Isaac y sus dos hijos mellizos, con el último aliento de su vida terrenal para despedirlos a la edad de 180 años. No debe haber sido fácil para Jacob enfrentar a quien había engañado y de quién había huido tanto tiempo; tampoco para Esaú quién en aquella ocasión había prometido matar a su hermano a la muerte de su padre.

Conclusiones
• Lo primero que aprendemos de la renovación espiritual de Jacob es que no recibió nuevas promesas ni experiencias más excitantes, pero llegó a valorar aquello que Dios ya había prometido y que había sido revelado a sus mayores y a él mismo 30 años antes. Nuestro reencuentro personal con Dios también se trata de comprender más profundamente aquello que está revelado en Su Palabra. No en vano recibimos la ordenanza de tomar la cena regularmente, un simple recordatorio de que toda nuestra eternidad depende del acto llevado a cabo por Jesús en la cruz.
• Esta renovación espiritual requirió que Jacob dejara su camino y decidiera obedecer la voluntad del Señor; es imposible la renovación sin obediencia, sin abandono de ciertos hábitos, sin separarnos de aquello que amedrenta nuestra vida espiritual. Como Jacob con los dioses falsos, a veces toleramos cosas que nos parecen inofensivas, pero nos alejan de la comunión. No hay renovación espiritual sin que nos reconciliemos con aquellos que han sufrido a causa de nuestro pecado.
• Una vida renovada en el Espíritu no nos aísla del sufrimiento, del dolor o la frustración. Al contrario, muchas veces esas adversidades son utilizadas por el Señor para acercarnos cada vez más a Él.
• La Biblia nos enseña que la paga del pecado es la muerte, pero que sólo Cristo está en condiciones de pagar el justo precio ante Dios. No obstante, tanto Jacob como nosotros sufrimos muchas veces las consecuencias de nuestro propio mal accionar en la vida. Tenemos ejemplos de este tipo en la vida de David y su familia.
• En el camino de la santificación, los principales enemigos del crecimiento espiritual somos nosotros mismos. Dios tiene un propósito para nuestras vidas y Él lo acabará muchas veces a pesar nuestro, porque Él es el fiel (Fil 1:6).

Para reflexión
1. La distancia entre Siquem y Betel es de sólo 48 km. ¿Por qué demoró Jacob 10 años en llegar finalmente allí? ¿Cuánto tiempo llevas de creyente? ¿Cuánto has cambiado desde ese día?
2. Jacob tuvo que vivir circunstancias cruentas con su familia y vecinos para recién advertir lo lejos que estaba de la voluntad de Dios. ¿Crees que nos parecemos a él? ¿Con qué frecuencia Dios te llama y advierte que estás fuera de Su voluntad? ¿Has pasado años sin intimidad con Él como Jacob?
3. Ser discípulo del Señor tiene un costo elevado. Jacob debió enterrar amuletos que significaban una fortuna en metales preciosos. ¿De qué te has tenido que deshacer tú? ¿Crees que la idolatría es sólo una falsa religión? ¿Qué entiendes por pureza de vida?
4. ¿En qué consiste la seguridad del creyente? ¿En no pasar por dificultades? ¿Cuál debería ser nuestra actitud frente a la incertidumbre de la vida? Busca versículos bíblicos.
5. Piensa en el apóstol Pablo. ¿Qué ganó a la largo de su carrera cristiana? ¿Qué perdió durante todo ese período? ¿Es bíblico enseñar que un creyente maduro y fiel será librado de dificultades siempre? Lee Fil. 3:4-14; 4:11-13.
6. Nadie puede pagar a Dios el precio por su pecado, sólo Cristo. ¿Por qué entonces padecemos las consecuencias de nuestras malas obras? ¿Qué puede hacer el Señor en esos momentos?
7. Respecto de la familia de Jacob. ¿Qué testimonio habrán recibido sus hijos durante 10 años de vida entre los cananeos? El rapto y violación, la matanza como venganza y el incesto ¿Fueron hechos casuales o consecuencias de una vida apartada de Dios? ¿En qué medida Jacob fue responsable por los hechos acontecidos dentro de su grupo familiar?