La gracia de Dios no sólo ofrece la salvación, sino que también la asegura eternamente.
¿Cuántas veces cayó Abraham en el mismo pecado? ¿Hasta dónde debe llegar la lealtad de una esposa? ¿Cuál es la manera de evitar que otros pequen por ignorancia? ¿Puede Dios obrar a pesar de nuestras debilidades? ¿Has recibido bendiciones inmerecidas últimamente?
Una lección para recordar que, aunque seamos infieles, Dios permanece fiel.
SÓLO POR SU GRACIA (SOLA GRATIA)
En la vida de Abraham uno espera encontrar una escalera ascendente hacia la santidad y la más perfecta comunión con su amigo Dios. Sin embargo, este capítulo nos muestra que las debilidades del carácter de todo creyente pueden manifestarse una y otra vez, muy a pesar nuestro.
Debido a nuestros recurrentes pecados nos vemos inhibidos de dar testimonio de nuestra fe a aquellos que nos rodean, lo mismo que Abraham en este capítulo. Pero Dios hace uso de nuestras bajezas para dar más gloria a Sí mismo y atraer a otras personas hacia Él.
Esta historia en la vida del patriarca sirve para refrescarnos que sólo la gracia de Dios cubre eternamente el pecado de sus escogidos, porque no es el hombre sino Dios quien siempre permanece fiel (2ª Ti 2:13).
Abimelec es advertido por Dios 20: 1-7
No se nos detalla por qué motivo Abraham salió de Mamre, pero suponemos que lo sucedido en Sodoma y Gomorra pudo haber afectado de alguna manera el ambiente para la crianza de sus ganados.
Lección no aprendida
No leemos que haya partido por alguna indicación del Señor, pero al llegar a la franja de Gaza, zona donde moraban los filisteos, reitera una acción que ya le había traído serias consecuencias en Egipto: presenta a Sara como su hermana ante los moradores y su rey.
Algunos comentaristas creen que, siendo un hombre rico, no pasaría desapercibido con toda su caravana en el nuevo territorio. Aunque Abraham había recibido durante 25 años muchas pruebas del cuidado especial de Dios, no obstante, decidió tomar recaudos por sí mismo ante cualquier posible hostilidad.
Desconfianza y pecado
En aquella época era común intercambiar bienes entre pares y se solía presentar una mujer de la familia para desposar en señal de amistad. ¡Cómo usa Satanás los temores del creyente para amedrentar la obra de Dios! La falta de confianza de Abraham en la protección del Señor podía frustrar el plan del futuro salvador prometido por su simiente al entregar a Sara nuevamente a otro hombre.
Errores repetidos, pecados arraigados
En esta ocasión el engaño reiterado por el patriarca nos recuerda que: 1) cuando hemos mentido una vez, la siguiente será más liviana a nuestra conciencia; 2) nuestro pecado reiterado en la intimidad del hogar nos debilita ante los hijos y esposos y ciertas malas conductas pueden arraigar en ellos con posterioridad (ver Gn. 26), 3) siempre compromete nuestra capacidad de testificar y ministrar en el medio social donde tenemos influencia.
Si somos infieles…
Dios tiene al matrimonio en más alto concepto que el propio Abraham, porque es Él mismo quien declara al rey pagano quién es Sara y por qué no debía tocarla siquiera.
¿Cuál de los protagonistas está involucrado en este pecado y por qué?
Abraham en primer lugar, porque siendo creyente y teniendo conocimiento y promesas de Dios para descansar en su protección, recurrió a un engaño (usado en épocas pasadas) para resguardarse.
Sara porque, aunque fuera esposa sumisa, sabía que sería madre de la simiente y debió obedecer al Señor ante todo y no ser cómplice de su esposo. En la Biblia la voluntad revelada de Dios es suprema y anula toda otra autoridad que entre en conflicto con Su palabra.
Pecar por ignorancia
Si el Señor no hubiera impedido la unión, Abimelec también habría pecado. ¿Por qué? Porque el pecado es un acto objetivo marcado por el carácter de Dios, se puede pecar no sólo de intención sino por desconocimiento. Aunque engañado por los esposos, de acostarse con Sara, habría cometido el adulterio.
Con el ejemplo de Abimelec vemos la importancia de predicar siempre el pecado tal como la Biblia lo expresa para darle a todo hombre la posibilidad de reflejarse en ella y buscar el arrepentimiento.
Dios limita el pecado
Dios preserva a Abimelec y por un acto soberano evita que este peque contra Él.
Pero no se queda allí la propuesta del Señor, le solicita devolver a Abraham su esposa y que éste intercediera por él y toda su familia (que padecían la enfermedad que impedía la normal procreación).
Debilidad humana y soberanía divina
Dios muestra su misericordia con Abimelec ¡Pero lo hace usando como instrumento a Abraham que estaba en un pobre momento espiritual! Dios usa a sus santos a pesar de sus debilidades, pues sus propósitos son soberanos.
La gracia de Dios usa vasijas rotas y deformadas para alcanzar a otros, los propósitos de Dios no se alteran por nuestros fracasos (2ª Co 4:7 y 12:9). Conozco creyentes que recibieron luz espiritual y hasta la salvación por el testimonio de cristianos profesantes que más tarde se apartaron de la fe.
Abraham es reprendido por Abimelec 20:8-16
Sucedió con este rey como con los ninivitas en la historia de Jonás: reaccionó con temor a Dios y ordenó a los suyos obedecer inmediatamente. Para asombro y vergüenza de Abraham lo regañó por no declarar toda la verdad y por no actuar conforme a su fe. Así un incrédulo vino a redargüir a un profeta.
Muestras de debilidad espiritual
¿Cómo responde Abraham ante el reto de Abimelec? Con ironía y poca humildad, muestra de su estado espiritual. Su naturaleza carnal dominaba sobre la obra del Espíritu Santo.
Como excusas, da tres respuestas exculpatorias: 1) no imaginaba que esa población podría ser sensible al Señor y su temor le llevó a arriesgar otra vez la pureza de su esposa; 2) Sara técnicamente también era su hermana (una media verdad) y finalmente 3) fue Dios quién le demandó una vida errante lejos de su tierra; de no ser así, nunca habría llegado al reino de Abimelec ni habría mentido.
¡Desde Adán cuando desobedecemos a Dios por causa de nuestros deseos razonamos que quién induce nuestras malas acciones es Dios mismo! En ninguna de estas respuestas Abraham reconoce responsabilidad por su pecado, ni tristeza, ni arrepentimiento.
Bendiciones inmerecidas
A pesar de los débiles argumentos escuchados, Abimelec no sólo devolvió a Sara, sino que le entregó una gran dote; además permitió que todo el grupo viviera en sus tierras por temor a Jehová.
Nuevamente Abraham recibió bendiciones "a pesar" de su conducta y Sara fue reivindicada en su honor, otra muestra de la gracia divina.
Abimelec y su familia restaurados 20:17-18
Qué lección para Abraham fue tener que interceder por Abimelec habiéndole mostrado su debilidad espiritual. Abimelec fue sanado y no en base a la justicia de Abraham sino a la de Dios.
¡Cuidado aquel cristiano que crea estar firme! 1ª Co 10:12. No es conveniente jactarse de una espiritualidad madura porque entonces estaremos más propensos a caer en la tentación.
Conclusión
• La posición de privilegio no excluye al salvado del fracaso espiritual. Abraham fue profeta, pero no piadoso, recibió bendiciones materiales en Egipto y Gerar, pero no por su fidelidad. Ningún santo está libre de la tentación.
• La desobediencia nunca es estimulada o favorecida por Dios, al contrario, Él siempre nos brinda salidas para evitarla (1ª Co 10:13). Ninguna situación justifica que el creyente deba pecar.
• Ni nuestros fracasos pueden impedir que una persona venga al Señor. Nuestra fe no está basada en obras sino en la gracia de Dios, confiamos en un Dios cuyos dones y bendiciones están basados en su fidelidad y no en la nuestra. He 12:1-3
• Nuestra salvación está segura y eterna pese a nuestros fallos. Todo pecado nos traerá consecuencias dolorosas, pero nunca borrará nuestra eterna redención. Abraham recibió riquezas, una posición privilegiada y en pocos meses el hijo prometido; sin embargo, éste llegó en un momento de debilidad espiritual. Al igual que Abraham nosotros también hemos sido colmados de dones de la gracia divina (ver Juan 1:16).
Para reflexión
1. ¿Alguna vez te propusiste no volver a caer en cierto pecado y sin embargo te encontraste sumido en él? ¿Qué te enseña esta lección?
2. ¿Crees que el temor de Abraham era fundado en su experiencia pasada? ¿Qué le faltaba todavía en su relación personal con Dios?
3. ¿Crees que Sara tenía otra opción que actuar en complicidad con su esposo? ¿Qué lección pueden tomar de este ejemplo los matrimonios cristianos?
4. ¿Qué tan fácil te queda dar testimonio de tu fe entre tus compañeros de trabajo o estudio? ¿Has puesto tu profesión cristiana en peligro? ¿Qué te demuestra esta lección?
5. Cuando pecamos no siempre venimos a Dios en humildad, sino que buscamos excusas exculpatorias ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste?
6. ¿Recuerdas haber recibido bendiciones del Señor a pesar de tus acciones? ¿Cómo lo crees posible?
7. ¿De dónde proviene el poder para dar buen testimonio a los incrédulos? Busca en la Biblia pasajes que detallen esta respuesta.