“Puse en el Señor toda mi esperanza, Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
Me sacó del lodo y del pantano, puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme.
Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios.” Salmo 40:1-3ª.
Si hacemos un balance:
“Muchas son Señor mi Dios, las maravillas que tú has hecho, no es posible enumerar tus bondades a favor nuestro”. Salmo 40:5.
Y también dar testimonio como Samuel después de una batalla:
“Después Samuel tomó una piedra, la colocó entre Mizpa y Sen y la llamó Ebenezer: “El Señor no ha dejado de ayudarnos”. 1ª Samuel 7:12.
A punto de comenzar un nuevo año es bueno que lo hagamos buscando en la Palabra de Dios la dirección para nuestra vida como lo hizo el pueblo en la reconstrucción con Esdras y Nehemías. Recordando que el Señor nos dice que en la vida:
“Todo tiene su momento oportuno, hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
Un tiempo para nacer y un tiempo para morir.
Un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar.
Un tiempo para matar y un tiempo para sanar.
Un tiempo para destruir y un tiempo para construir.
Un tiempo para llorar y un tiempo para reír.
Un tiempo para estar de luto y un tiempo para saltar de gusto.
Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para recogerlas.
Un tiempo para abrazarse y un tiempo para despedirse.
Un tiempo para intentar y un tiempo para desistir.
Un tiempo para guardar y un tiempo para desechar.
Un tiempo para rasgar y un tiempo para coser.
Un tiempo para callar y un tiempo para hablar.
Un tiempo para amar y un tiempo para odiar.
Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz.
Eclesiastés 3.
Pero recordando también que Aquel que dio a su Hijo por amor de nosotros nos dice por medio de Jeremías:
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes – afirma el Señor -, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Me dejaré encontrar – afirma el Señor - .” Jeremías 29: 11-14a.
Sabiendo de antemano que como nos dice Pablo en la carta a los Romanos:
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman”
Romanos 8:28.
Pero no debemos olvidar que el Señor nos ha dejado una tarea en forma personal y como iglesia:
“Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” Mateo 28:18-20.
Para realizar la tarea debemos tener presente lo que nos dice el salmista:
“Estos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus caballos, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios.” Salmo 20:7.
En cuanto a nuestra relación debemos recordar que:
“Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!
Si dos se acuestan juntos entrarán en calor, uno solo ¿cómo va a calentarse?
Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir, ¡la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!” Eclesiastés 4:12.
Dios espera que seamos dignos de Su bendición.
Pastor Carlos Bollatti